A ti, que buscas la felicidad…

Estas pocas líneas se dirigen
A ti, que desde la incompletud confías tu felicidad a otros.
A ti, que huyes de tu realidad, esperando encontrar la felicidad bajo un nuevo sol.
A ti, que intentas vanamente acceder a la felicidad, a través de lo fútil y efímero.
A ti, que proyectas la felicidad como algo imposible o reservado a una élite.
A ti, que en la resignación, renuncias a la felicidad, convencido de que eres indigno de ella.
A ti, que a través de tus proyecciones, no cesas de conjugar en futuro la felicidad.
A ti, que buscas la felicidad, y no encuentras más que miseria y desilusión.
Detén tu carrera desenfrenada, vuelve aquí y ahora, centrado en el corazón.
Olvida lo que crees saber y lo que hayan podido decirte.
Abandona toda búsqueda exterior, y vuelve tu mirada hacia el interior.
No hay, en definitiva, nada que comprender, y aún menos que buscar.
Tu felicidad no se puede inventar, concebir o elaborar.
Dormita en lo más profundo de ti, desde siempre, dispuesta a desplegarse,
esperando con paciencia a que tú le ofrezcas el abono propicio para su floración.
Tú eres su único y posible jardinero.

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