A semejanza de las religiones, que nos han habituado a buscar lo divino afuera, nuestra sociedad nos conduce a creer que nuestra felicidad depende de otros y de unos bienes de consumo, en particular, aquellos que no estamos en condiciones de ofrecernos. Así nace la creencia de una felicidad inaccesible: “Qué feliz sería si pudiera ofrecerme la última… Qué feliz sería si pudiera vivir en…”.
Algunos llegan incluso a endeudarse, convencidos de que encontrarán la felicidad poniéndose financieramente una soga al cuello. Otros compran un boleto de lotería: cuestión de soñar con una felicidad imaginaria erigida sobre lo que nunca tendrán. Otros más se inscriben en un sitio de encuentros serios, apostándolo todo a la persona que les hará felices. Y están, también, los que intentan hallar la felicidad en una carrera efímera, en las apariencias…, pobres víctimas de una felicidad ilusoria, condicional y tan improbable… que termina siempre por desmoronarse y desaparecer, como el castillo de arena barrido por las olas. ¡Qué mal hecho nos parece el mundo cuando nos obstinamos en buscar la felicidad en otro lado!
Esta mañana el cielo está gris. Llueve. Los días son más cortos. Estoy solo. No he salido de vacaciones desde hace tres años. Sin proyecto particular… Y, sin embargo, ¡tan feliz! Qué felicidad ver cómo asciende la bruma del río Saane, llenarme del olor embriagante del viento y de la lluvia… Sonriendo, pletórico. Disimulando como buenamente puedo esta felicidad creciente que me invade, por miedo a caer en la indecencia y herir a los lectores desdichados que no tienen aún el último Smartphone de su marca favorita, o que empiezan sus vacaciones bajo un cielo cubierto…
La felicidad nos pertenece plenamente y no podemos vivirla por procuración. Es una búsqueda individual que no podemos confiar a nadie. No tiene nada de condicional. Está ya aquí, en cada uno de nosotros y solo pide ser desvelada. La felicidad es una mirada desprovista de expectativa, un arte de contemplar la vida, de no esperar nada más que lo que ella nos ofrece en el instante presente.